jueves, 29 de septiembre de 2011

Salimos de allí y me miraste asustada, y el miedo sonó en tu voz:
"Antes de que tú me mates, prefiero matarme yo."

Y emprendiste así tu huida y yo corrí a mi habitación,
y mezclé en una cuchara el polvo blanco y el marrón.
Y con la sangre aún resbalando te llamé desde ese hotel:
"Por favor, entiende que algo no funciona en mi muy bien."
Y al otro lado te oí llorar y yo seguí y no colgué,
y me suplicaste: "Déjame de una vez, déjame de una vez."

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