sábado, 6 de febrero de 2010

La complicidad que siento al mirar cualquier conducta humana es siempre mas intensa que la repulsa que me pueda causar. No, no voy a ser yo quien descubra como debemos comportarnos, no voy a concretar, no voy a hacer el ridículo como muchos otros antes. La melodia suena una y otra vez, y nosotros nos tapamos los oidos para entender cuando lo que tenemos que hacer es escuchar. Recordar que la melodía que oyes no es la misma que la de los demás y obedecerla, si eres capaz de entender eso ya lo tienes todo, podrás crear, ver la obra completa y llegar al final antes que a la muerte, no al revés. Y precisamente por que no quiero morir antes de acabar, agarrándome a la vida con la sensación de haberme dejado cosas por hacer, es por lo que me voy. A los 24 años soy demasiado joven para pensar ya en lo que podría haber ocurrido en lugar de lo que puede ocurrir. El dia que deje de ser asi es porque me he dejado algo en el camino, y no quiero volver una y otra vez a ese dia en que me dejé los sueños. Nadie se merece esa tortura.

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